jueves, 25 de septiembre de 2014

Mila, hermosa mía.

Hoy cumples 2 años y ya me bañé, ya no podrás decirme "papito zuz", pero sí me dirás todas las demás cosas que has aprendido a decir este año. Mientras te escribo tu carta de 2 años, escucho tu hermosa voz entonando una canción apenas intelegible.

Corres y te caes, y corres otra vez, y otra y otra, y de pronto vuelves a caerte. Si te duele y te asustas, lloras; te cargo y te consuelo. Si sólo te duele, dices "tana, tana" (sana, sana); te ayudo a levantarte y te sobo. Si no te duele dices "aguas", y tú sola te levantas, y a correr otra vez, señalándome el mundo, llamando a las cosas por su nombre, que es el nombre que tú les has dado, como "ratoito" (ratoncito), "colo amo" (color amarillo), o "punto cojo" (punto rojo).

Este año aprendimos a comunicarnos, yo hago como que te explico y tú haces como que me entiendes y viceversa, y allá vamos caminando juntos, plática y plática sobre las cosas maravillosas que queremos enseñarnos.

"I.. ov.. yu", sí, sé que me amas. Y además de decírmelo con esa canción, también me lo dices con tu "¡papito!" cuando llego a casa, con tus achuchones, con tus ojos, con tus manitas acariciando mi barba. Espero que sepas que te amo y que lo sientas cuando te hablo, te cargo, cuando leemos tus cuentos y jugamos, y hasta cuando te llamo la atención. Pero sobre todo espero que, pase lo que pase en tu vida, siempre que pienses en mí, se dibuje tu hermosa sonrisa en tu cara.

Te amo, Camila.
Tu papá.