martes, 19 de abril de 2011

La furia del mar


El mar, el poderoso mar. Una pequeña playa. El malecón. La calle. Un hotel. Algunas noches, la marea sube tanto que la playa desaparece y las olas golpean el malecón con fuerza, salpicando la calle hasta anegarla.
Una de esas noches estábamos hospedados en el hotel. La amenaza del mar me había despertado y lo miraba por la ventana. Sentí miedo: su furia encontraría el modo de alcanzarme. Un auto pasó frente al hotel, sobre el agua de mar que anegaba la calle, entonces no sabía mucho de marcas, pero creo que era un Porsche; sólo estuvo una fracción de segundo dentro del limitado campo de visión que me ofrecía el marco de la ventana, suficiente para ver que perdía el control debido al charco y a la velocidad que llevaba. Otra fracción de segundo después escuché un impacto. El sonido fue tan fuerte que despertó a todos. Mi papá corrió junto a mí para asomarse, pero desde ahí no alcanzaba a ver nada. Aunque seguramente todos teníamos la misma necesidad de salir a fisgonear, mi papá nos mandó a dormir y obedecimos. Al día siguiente no había más que algunos trozos de vidrio y plástico desperdigados en el suelo. No tuvimos ninguna noticia del accidente, pero con mi imaginación de 10 años creé la certeza, que aún sigue en mi corazón, de que el mar había matado al conductor de ese auto sólo para demostrarme su poder.

2 comentarios:

  1. Hey Carlos, que buen relato de ese niño de 10 años, Yo creo que tambien pensaria algo parecido. Me gusto, saludos

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  2. Me encantó, lo sentí como si yo hubiera sido ese niño atte: Pacs

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