Su cuerpo desnudo no reflejaba la luz: tenía luz propia. Absorbía los rayos de luna; la misma luna comenzaba a perderse en su piel.
Entonces me di cuenta.
Aterrado, hundí mi rostro en su vientre y la abracé con cuidado de no despertarla.
Ella devoraba el universo.
Ella pronto sería todo para mí.
Bueno, este es mi primer comentario blogger.
ResponderEliminarG R A C I A S
¿Qué otra cosa puedo decir?