En una mano la pala, en la otra el pico, a cuestas el cadáver. Subió la colina en un ritual que angustia, que pesa, que cansa, que no consuela, pero que es necesario: enterrar a tus muertos con tus propias manos, golpear con fuerza la tierra.
miércoles, 25 de julio de 2007
martes, 17 de abril de 2007
Insomnio
lunes, 12 de febrero de 2007
Mariposa
miércoles, 7 de febrero de 2007
Ella
lunes, 5 de febrero de 2007
Hace 20 años
(Mafalda nació hace unos 45 años, esto imaginé que habría pasado unos 20 años después, finales de los 80 principios de los 90, por ahí)
Manolito no posee una cadena de súper mercados, pero sí tiene algunas mini tiendas de auto servicio que abren las 24 hrs. Él mismo atiende una de ellas. Tiene mucho dinero y no, no paga sueldos estupendos.
Felipe estudió diseño gráfico, trabaja por su cuenta y no le va tan mal, le iría mucho mejor si no pasara tanto tiempo dibujando historietas que se propone, a como dé lugar, publicar algún día.
Miguelito estaba estudiando leyes, pero dejó por la música. Al pobre le va mal, pero está muy feliz y satisfecho.
Los tres se ven frecuentemente y para que no duden del buen corazón de Manolito, sin que Miguelito se lo pida, le ha prestado dinero muchas veces y no piensa cobrárselo nunca.
Libertad es una escritora muy reconocida en la comunidad intelectual de Argentina y de México, país en el que radica desde hace muchos años. También tiene mucho dinero y un perro más grande que ella.
Mafalda y Susanita siguen siendo muy amigas, las dos son comunicólogas y estudiaron juntas en la universidad de Buenos Aires.
Susanita es editora de varias revistas femeninas, no se ha casado, pero es guapa, inteligente, una mujer exitosa y gana muy bien, tiene muchos pretendientes.
Mafalda no ejerce, es ama de casa; se casó con un maestro de la universidad, tiene un hijo y en su tiempo libre organiza jornadas culturales y de educación sexual para jóvenes.
Guille es director de Microsoft Argentina. Quiere mucho a Mafalda y siempre está pendiente de que no le falte nada ni a ella ni a su familia. Su papá vive con él, su mamá falleció hace muchos años.
Quizá no sean lo que muchos esperábamos que llegaran a ser, pero que levante la mano quien es lo que sus padres esperaban que fuera. Agradezcamos que ninguno de ellos es político y que se ganan la vida honradamente a excepción de Miguelito que no se la gana, el pobre, pero está muy feliz.
Conclusiones
Tras una larga y agotadora investigación en la que hice experimentos concienzudos, anotando los resultados con precisión obsesiva, para después analizarlos con la objetividad y agudeza que me caracterizan, y por las que soy bien conocido entre la comunidad científica cercana a mí; he llegado a la conclusión irrefutable de que las hormigas comparten un antepasado evolutivo con los gatos: No importa desde qué altura las deje uno caer, siempre caen de pie.
jueves, 1 de febrero de 2007
La lagartija
(Carta a mis amigos en un momento en el que no podía estar mejor)
Hoy me siento muy contento. Me levanté muy temprano pero muy tarde para mis planes. Revisé mi trabajo por última vez antes de ir a entregarlo y corroboré una vez más las sabias palabras de Anthony Hopkins: "¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo, señor Hopkins?" "Terminarlo."
En el metro traía media sonrisa en la cara, cuando cruzó por mi mente la idea de que más bien traía cara de estúpido me dio un ataque de risa. Y allí iba, ríete que te ríe como loco, como si me hubiera acordado de algo muy chistoso, pero en realidad me estaba burlando: qué cara de estúpido llevaba. Menos mal que me empecé a reír.
Vi como a cuatro mujeres que eran peligrosas porque no sé lo que haría por estar con ellas, seguramente nada, porque no hice nada.
El camionero no tenía cambio de veinte pesos y me dejó subir sin cobrarme, pero un señor muy acomedido me cambió el billete para que no me quedara con la angustia de no haber pagado mi pasaje.
Otro señor, alto, flaco, cabello canoso bien peinado, iba caminado delante de mí cuando le salió al paso una lagartija de color muy bonito, verde claro; el señor brincó y la lagartija corrió siguiendo su camino, ¿quién se habrá asustado más?
Vi sonrisas por todas partes, o para ser más preciso, todo lo que vi me provocó una sonrisa. No tengo dinero, ¿habré encontrado respuestas a mis inquietudes ontológicas y cosmogónicas? No, tampoco. ¿Entonces? ¿No me iré a morir? Porque si hoy me muriera, no sería tan terrible.
martes, 30 de enero de 2007
lunes, 29 de enero de 2007
Paso redoblado
(Carta a mi primo Monchis en respuesta a una anécdota que él me escribió acerca de ciertos personajes extraños que encontró en Brucelas)
Con tu fantástica historia del príncipe Valiente, has dado pie a que te cuente una historia algo más fantástica, se trata de un descubrimiento que hice acerca de ciertos individuos que deambulan en esta comosalidadecuentosdehadas Ciudad de México.
Comencé a observarlos con interés cuando uno en particular llamó mi atención. Marchaba con paso redoblado, cantaba el himno nacional y antes de cruzar cualquier calle se detenía en firmes y saludaba en alto. Después me enteré que la última vez que tuvo un pensamiento cuerdo fue en 1860, y que luchó en la guerra contra Francia, donde servía al ejército mexicano en una división especial y secreta. (A poco no empieza a ponerse interesante).
Tras mucho observarlos me di cuenta de que estos hombres y estas mujeres harapientas están rodeados de un aura de misticismo.
Paseaba a la Tacuba por el parque cuando nos encontramos con uno de ellos. Mi perra comenzó a ladrar frenética, yo trataba de calmarla y alejarla de ahí a jalones, y el buen hombre, con toda tranquilidad, comenzó a murmurar y a buscar algo entre el revoltijo de trapos que llevaba encima a modo de vestido. Después me enteré que la Tacuba tuvo suerte, y quizá yo también de que no encontrara lo que estaba buscando. Te doy un par de pistas: buscaba una vara de cristal. El cristal es un poderoso componente. (A poco no ya se puso interesante)
El Fester caminaba rumbo a la parada del micro cuando vio venir a uno de ellos, él también vio al Fester y sus miradas se encontraron y se reconocieron. Al Fester se le erizaron los pelos y ambos bajaron la mirada de inmediato. Al mismo tiempo ambos volvieron a echar un vistazo poco antes de cruzarse, sus miradas se encontraron y se reconocieron y las bajaron otra vez, pasaron de largo: el Fester, delgado, 1.76, pantalón de mezclilla negro, sudadera negra, mochila a la espalda, manos en los bolsillos, cabello largo, negro y ensortijado, barba de candado. El otro Fester, delgado, 1.76, pantalón de mezclilla harapiento, gabardina harapienta, manos en los bolsillos, cabello largo, gris y ensortijado, barba abundante y desarreglada. Algunos pasos después de cruzarse ambos miraron atrás, sus miradas se encontraron y se reconocieron, volvieron al frente de inmediato.
En la esquina hay un negocio de marcos y de pasada venden obras de pintores y dibujantes desconocidos. Hay un pintor en especial que se dedica a dibujar al carbón hombres de los que te hablo. Los hace greñudos, pelones, viejos, otros no tanto e incluso algunos parecen jóvenes. Pero todos tienen en la mirada algo que me trajo a la mente una idea descabellada pero tan nítida, real y lógica que no dejaba lugar a dudas. Como el Fester es mi amigo, y el otro Fester lo reconoció, supuse que a mí también me reconocería y comencé a buscarlo. Lo encontré, Monchis, lo encontré, me reconoció y obviamente sabía que lo estaba buscando y que lo encontraría.
Esto es lo que ahora sé y que quizá tú ya sospechas: Hechiceros, algunos de ellos milenarios, el poder de la magia y los hechizos que guardan en sus cabezas ha hecho añicos sus mentes y sus recuerdos, y no deja espacio para nada más que alguna idea vaga de quiénes fueron.