sábado, 24 de junio de 2017
Suso Sudón: El infinito tatuado
miércoles, 13 de abril de 2016
Café y pan dulce
martes, 8 de marzo de 2016
Te amo
miércoles, 11 de noviembre de 2015
Mis monstruos
Ya hace al rededor de tres lustros que liberé a mis monstruos. La mayoría se desvaneció con tan sólo salir, hubo los que ni siquiera se animaron, y arrinconados en la oscuridad, fueron empequeñeciéndose hasta desaparecer.
Otros siguen sueltos y libres. He aprendido a convivir con ellos, a rechazarlos o abrazarlos, algunos hasta los domestiqué.
Pero varios me causaron tanto terror que volví a encerrarlos, y para asegurarme de que nunca intenten escapar, los alimento y los procuro.
miércoles, 7 de octubre de 2015
El madero
jueves, 25 de septiembre de 2014
Hoy cumples 2 años y ya me bañé, ya no podrás decirme "papito zuz", pero sí me dirás todas las demás cosas que has aprendido a decir este año. Mientras te escribo tu carta de 2 años, escucho tu hermosa voz entonando una canción apenas intelegible.
Corres y te caes, y corres otra vez, y otra y otra, y de pronto vuelves a caerte. Si te duele y te asustas, lloras; te cargo y te consuelo. Si sólo te duele, dices "tana, tana" (sana, sana); te ayudo a levantarte y te sobo. Si no te duele dices "aguas", y tú sola te levantas, y a correr otra vez, señalándome el mundo, llamando a las cosas por su nombre, que es el nombre que tú les has dado, como "ratoito" (ratoncito), "colo amo" (color amarillo), o "punto cojo" (punto rojo).
Este año aprendimos a comunicarnos, yo hago como que te explico y tú haces como que me entiendes y viceversa, y allá vamos caminando juntos, plática y plática sobre las cosas maravillosas que queremos enseñarnos.
"I.. ov.. yu", sí, sé que me amas. Y además de decírmelo con esa canción, también me lo dices con tu "¡papito!" cuando llego a casa, con tus achuchones, con tus ojos, con tus manitas acariciando mi barba. Espero que sepas que te amo y que lo sientas cuando te hablo, te cargo, cuando leemos tus cuentos y jugamos, y hasta cuando te llamo la atención. Pero sobre todo espero que, pase lo que pase en tu vida, siempre que pienses en mí, se dibuje tu hermosa sonrisa en tu cara.
Te amo, Camila.
Tu papá.
viernes, 4 de julio de 2014
Distorisión
Se acomodó encima de mí para hacerme el amor. Comenzó a moverse con más intensidad y yo me eché a reír.
– ¿Qué?–, me preguntó en un tono que sonó a “¿Te parezco graciosa? ¿De qué te ríes?”.
“No tengo idea”, pensé.
–Es que te mueves de forma increíble–, le respondí.
Al parecer satisfecha con mi respuesta, siguió con lo suyo.
Y en mi recuerdo, distorsionado por el largo tiempo que ha pasado desde aquel día, yo veía mucha gente hacinada en la puerta de la habitación, riéndose de nosotros y esperando su turno para entrar.
martes, 20 de mayo de 2014
Colgó los tenis.
Y para colmo...eran prestados.
Un joven de 19 años fue atropellado por un microbús al tratar de ganarle el paso en el cruce de Eje 4 sur y Calzada de la Viga, en la colonia Santa Anita, delegación Iztacalco. Un familiar del occiso declaró en el lugar de los hechos que su primo iba a unas pruebas de atletismo en la escuela, para lo que le había pedido prestados sus tenis.viernes, 27 de septiembre de 2013
Tus ojos curiosos.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Camila y yo nos conocimos.
Ya vi a Camilia, la cargué, la acaricié y hablé con ella. Le dije que la amo, que amo a Talia y que Talia también la ama. Le hablé de toda la gente que la espera, que quiere conocerla y de cómo recibirá cariño por todas partes. Mientras le agarraba sus piecitos le dije que es hermosa, increíblemente pequeñita y perfecta, y ella sonrió. Quiso abrir sus ojos para verme, pero le ganaba el sueño. Entonces le hablé de las cosas hermosas que verá y escuchará, y las maravillas que Talia y yo le mostraremos, y ella acercó su cabecita hacia mi pecho. Al final le conté un fragmento del primer libro que leí y que me marcó para siempre.
martes, 19 de abril de 2011
La furia del mar
El mar, el poderoso mar. Una pequeña playa. El malecón. La calle. Un hotel. Algunas noches, la marea sube tanto que la playa desaparece y las olas golpean el malecón con fuerza, salpicando la calle hasta anegarla.
martes, 17 de febrero de 2009
Fraude mágico
domingo, 8 de febrero de 2009
Ausencia
Cuando fui a verlo en su lecho de muerte, mi padre agonizante no me reconocía, después de que todos le explicamos quién era yo me invitó a sentarme junto a él.
Se disculpó diciendo, - No te conozco, no sé quién eres, ¿sabes tú quién soy yo?
-Mi padre,- le respondí.
-No, ¿quién soy en realidad?
Me explicó que no nos conocíamos porque cuando yo nací, fue la primera y última vez que estuvimos juntos. Entonces hice memoria y no pude recordar un solo momento junto a mi padre.
-¿Por qué? Ésta es tu casa, aquí has vivido siempre.
-No, nunca viví aquí en realidad.
-¿Tenías otra familia?
-No tengo nada.
-¿Nos abandonaste?
-Tal vez, pero sin intención.
Me contó la historia de lo que sucedió, o lo que a él le parece que sucedió, y que en todo caso, explica perfectamente su ausencia en casa y en mis recuerdos.
Nací en la madrugada del día en que mi padre entraba a su nuevo empleo. Me contó que barriendo los andenes ya había juntado un montoncito de tierra y basura cuando llegó un tren. Se detuvo con su mechudo esperando a que terminara de pasar la gente y cuidando que no patearan su montoncito. Para cuando toda esa gente terminó de pasar ya había llegado otro tren. Mi padre se quedó ahí, cuidando su montoncito, detenido, sin poder hacer nada más, toda su vida, hasta que un día enfermó y lo trajeron de nuevo a casa.
sábado, 17 de enero de 2009
El triunfador
Tengo vocación de fracasado, toda mi juventud intenté serlo pero finalmente, al igual que muchos otros, cedí a la presión social y renuncié a mi verdadera vocación en favor de la seguridad económica y familiar. Pero ahora que mi esposa murió y mis hijas están lejos, nada evitará que sea lo que siempre he querido ser.
sábado, 6 de diciembre de 2008
Ahogado
domingo, 4 de mayo de 2008
Cables de acero entorchado se extienden desde diferentes puntos del infinito, a la velocidad de la luz, con rumbo fijo.
El piso era de madera vieja, cada paso crujía y el eco sonaba en todo el recinto, obligándonos a guardar un silencio solemne. Al centro, tres cruces formidables, cuyas vigas eran de acero, habían caído hace incontables años, abandonadas por un Cristo y dos ladrones gigantescos. Nosotros caminábamos por los cubículos que las rodeaban, mirando trozos de cristal o rollos de ropa vieja, prensados entre vigas de acero montadas en caballetes también de acero, jaulas de ave aún sin ocupar, almacenadas en una vitrina, polvo de café, con aroma a café, que caía de un péndulo movido por el viento. Al fondo, un tronco enorme y desprovisto de corteza, colgaba de una cadena sujeta al techo, a unos centímetros de su base, una mesa de madera petrificada esperaba eternamente la conclusión del rito. De pie frente a la mesa, observando el tronco que pendía como un cuerpo amputado, comprendí que aquello era un altar, y en ese momento, los cables de acero entorchado me atravesaron en diagonal, de lado a lado, de arriba abajo y continuaron sus caminos desde diferentes puntos del infinito, a la velocidad de la luz, con rumbo fijo.
martes, 29 de abril de 2008
El claustro
Tamborileo los dedos sobre la mesa de madera tratando de recordar dónde estoy y por qué estoy aquí.
La silla es de madera y creo que el suelo también; me agacho: sí, también. Tamborileo.
¿Será la pared? Me levanto y camino despacio con las manos extendidas, tanteando: sí, también. Vuelvo cauteloso hasta la silla y me siento. Tamborileo.
¿Habrá puerta? ¿Será de madera? Recorro completas dos de las paredes y a mitad de la tercera encuentro la puerta: sí es. Busco mi silla con cuidado. Tamborileo.
¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? Tamborileo.
Regreso a la puerta y la abro; la luz me deslumbra pero me acostumbro poco a poco. Al fin puedo ver: ¡claro, ya recuerdo! Cierro y vuelvo despacio a mi silla. Tamborileo...tamborileo.
miércoles, 25 de julio de 2007
Ritual sagrado
En una mano la pala, en la otra el pico, a cuestas el cadáver. Subió la colina en un ritual que angustia, que pesa, que cansa, que no consuela, pero que es necesario: enterrar a tus muertos con tus propias manos, golpear con fuerza la tierra.